Gunnar Solskjaer, de revulsivo en el campo a revulsivo en el banquillo

La temporada del Manchester United no estaba siendo ni mucho menos la mejor de su historia. El rendimiento de muchos de sus jugadores estaba dejando mucho que desear y buena parte de culpa de los malos resultados recaía en José Mourinho, el entrenador portugués que había llegado a Manchester con el claro objetivo de volver a llevar al United a lo más alto. Ante este panorama y debido a las dificultades para alcanzar la ronda de octavos de final de la Champions y, sobre todo, a la nefasta clasificación en la competición doméstica, los dirigentes del United tomaron la decisión de cesar al portugués.

 

Con Mourinho fuera del banquillo del Old Trafford, era necesario encontrarle un relevo para hacer frente a los compromisos deportivos que en Inglaterra se acumulan a finales de diciembre. El elegido para esta labor fue un viejo conocido de los aficionados de Manchester, Gunnar Solskjaer. El noruego, conocido por todos los aficionados al fútbol por ser aquel delantero con cara de niño que era utilizado como revulsivo en los mejores tiempos de Sir Alex Ferguson, cogía ahora las riendas del equipo. En la memoria de todos los aficionados quedará por siempre aquel gol del bueno de Solskjaer que sirvió para remontar la final de la Champions League del año 99 que se jugó en el Camp Nou y que el Manchester ganó al Bayern de Munich.

En las primeras semanas de Solskjaer como entrenador interino del Manchester United ha sido capaz de demostrar que su capacidad como revulsivo permanece intacta, ahora en los banquillos. Y es que el entrenador se ha ganado la confianza de la plantilla y de los aficionados al ganar los primeros cinco partidos que el equipo ha disputado bajo su dirección. No es de extrañar que cada día sean más las voces que piden que el noruego sea designado entrenador definitivo del equipo y se le retire la vitola de interino.

 

Pero lo más difícil está todavía por llegar. Solskjaer tiene delante una complicada eliminatoria de octavos de la Champions League ante el Paris Saint Germain en la que tendrá que demostrar que su capacidad como revulsivo puede mantenerse en el tiempo. Resulta cuanto menos curioso que hoy, como antaño, el United tenga que depositar su confianza en este noruego y confiar en que vuelva a obrar un milagro deportivo como el que fue capaz de regalar a los aficionados del United cuando remató aquel córner botado en el descuento por David Beckham en la final de la Champions League de 1999.